La Ronda Norte se ha convertido en una familia. Por
allí nos encontramos a padres, abuelos, hijos y nietos. Dependiendo de la hora
te encuentras a unos o a otros, y según a
quienes te tropieces, los verás correr, pasear o andar a ritmo de
legionario. Pero claro, como cualquier familia, también tiene su oveja negra,
bueno, tratándose de una ronda, su raya negra. La encontré el otro día de casualidad, pero seguramente por una causalidad. Y es que yo siempre tuve
una especial debilidad por las ovejas negras. Me caen bien, no sé por qué.
Puede que sea un aprendido gesto salesiano de solidaridad, o quizás esa
hipócrita simpatía hacia las causas perdidas de la que todos alardeamos en la
barra de un bar. El caso es que me gusta la gente diferente, atípica, inconformista,
que no se deja llevar por la corriente, por la inercia, que no vota símplemente
porque les gusta como combinan los colores de su polo con los de una bandera
determinada. Me gustan las ovejas negras porque piensan diferente, tienen
personalidad, coño. A las ovejas negras
les da igual que la señalen con el dedo inquisidor por su rebeldía, o por su despeinado peinado, o por llevar la
camisa por fuera, pero, ¡hombres de la ronda norte, hombres de bien!, si lo que
hay que llevar por dentro son las ideas, esas son las que tienen que tener buen
pedigrí, y esas son las que deben estar bien peinadas, y esas son las que deben
vestirnos, o mejor aún, desnudarnos delante de todos. Jodeeer..., y todo esto
porque me encontré a la oveja negra, bueno perdón, la raya negra de la ronda
norte.¿Sabes tú dónde está?. Búscala, busca tu oveja, o tu raya negra, perfumará
tus ideas de sensatez.
Cuando encuentres esta raya negra en la ronda norte, fotografíate con ella y mándamela a mi e-mail: martinezmanolo63@hotmail.com.
Colgaré todas vuestras fotos en la web de la ronda norte, formaremos un numeroso rebaño de OvEjAsNeGrAs, las mejores.
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